lunes, 22 de diciembre de 2008

Editorial DI nº5

Aquí tenéis el quinto número de Devotio Ibérica.
Un número algo especial, ya que con él son dos los objetivos concretos que
pretendemos. Por una parte, informar y aportar como hasta ahora hemos venido
haciendo, con artículos y reportajes en la línea habitual. Por otra, queremos
concienciar de la manera más intensa posible de la necesidad de dar un paso
adelante. Un paso hacia la militancia y el compromiso, hacia la eficacia y la
estrategia, por las ideas y valores, por la calidad y contra el “mundillo”.
Con un mundo cada vez más interconectado, en el que los efectos de la
mundialización, de la dependencia financiera casi absoluta, se dejan notar
cada vez más y de un modo más contundente, es el momento de que la
articulación de una alternativa social e identitaria se convierta en una realidad
en nuestro país. ¿Todavía alguien piensa que no existe un espacio en los espectros
político y social para nosotros? Quien así lo crea, que se despoje inmediatamente
de la venda que tapa sus ojos. Ese espacio está ahí, esperando que alguien lo
ocupe con la mayor brevedad posible.
La nefasta situación de la vivienda, la carestía exacerbada de la vida cotidiana,
la insostenible situación profesional de numerosos colectivos, pero también la
pérdida del arraigo, de las raíces, la aniquilación de la espiritualidad en sus
diversas formas o la decadencia de un hombre preso de los encadenamientos
materialistas de nuestra época nos obligan de manera inexcusable a pensar que
somos necesarios. Y que si hasta ahora no hemos significado casi nada, es por
nuestra propia necedad e incompetencia.
Por este motivo, y aunque el día a día se empeñe en demostrar lo contrario,
estamos totalmente convencidos de que nuestras ideas son válidas, quizás ahora
más que antes. De ahí, que nos hayamos propuesto animaros a todos y cada uno
de los que leéis estas líneas a que vosotros también lo creáis así. Y a que deis ese
paso hacia la toma de posición.
No se trata de un nuevo partido o de crear una coordinadora que, en estos
momentos, poco tendría que coordinar. Sino de que nos movilicemos, que hagamos
de la formación una de nuestras principales metas, que aspiremos a la calidad, que
organicemos campañas de carteles y pegatinas, de pancartas, que quien tenga algo
que decir inicie una publicación, que creemos y amemos un estilo definido, que
nos diversifiquemos, que legalicemos asociaciones, que odiemos la comodidad del
sofá, que nos llamemos por teléfono, que apoyemos a la gente que pierde la
confianza, que contactemos con quien consideremos válido. En definitiva, que
demos muerte a la cobardía y el acomodamiento, y pongamos lo mejor de nosotros
mismos para hacer posible que el día de mañana, nuestros hijos no se vean
condenados a vivir en un mundo sucio y enfermo, en el que del cuidado del
medioambiente se hace negocio y los bancos controlan tu vida durante 30 años.
Napolitano

Lee y siente


jueves, 13 de noviembre de 2008

Rebelión Intelectual



Sólo hace falta darse una pequeña vuelta por el centro de nuestras ciudades para
comenzar a vislumbrar rápidamente buena parte de todo aquello que tanto
detestamos. Tráfico excesivo, contaminación, masas de personas que ascienden
y descienden grandes avenidas, que miran escaparates, entran y compran en una
tienda de cualquiera de las marcas que controla Amancio Ortega a través de
Inditex. Gentes con estrés, que apuran la nómina comprando las últimas
tecnologías, que consumen, pasean, toman café. Y que en apariencia son felices,
o quizás no. Pero volvamos a casa, y de camino compremos el periódico.
O mejor, cuatro periódicos distintos. Observemos las portadas malintencionadas,
cinco buenos artículos y cuatro noticias interesantes rodeadas de miles de párrafos
de auténtica basura periodística, de una tergiversación hecha, en la orientación
que convenga, para aumentar las ventas. Contemplemos los encuentros entre la
inagotable dinámica derecha-izquierda. Veamos las fotos de travestis junto a
frases pornográficas en periódicos cuyos directores dan lecciones de moralidad y
ética en la editorial.
Subamos a casa y a continuación encendamos el televisor. Gesto con el que con
toda probabilidad acabaremos por saciarnos de insalubridad visual e intelectual.
Pero hagamos un esfuerzo y echemos un vistazo al sensacionalismo del avance
informativo, a la falta de exactitud de las informaciones, a la manipulación
intencionada, a las noticias del corazón, a la exaltación de pobres espíritus
ocultados tras silicona o dinero, o simplemente imbecilidad, a los concursos
estupidizantes, a los cuerpos esculturizados de bailarines y azafatas frente a la
obesidad de parte del público de los programas, al sexo loco y desenfrenado de
algunas series, a la apología de las drogas de otras, a un buen reportaje de
investigación frente a cuarenta de mierda. Basta. Suficiente televisión. Ahora
dirijámonos a la habitación y abramos el último libro que hemos comprado, uno
de los diez más vendidos en los últimos meses, la nueva obra de Lucía Etxebarría.
Decenas de tópicos navegan en un mar de letras que nos trae ese nuevo
progresismo español del que forma parte la autora, algunas dosis de buena
literatura empobrecidas por el mediocre pero moderno contenido de fondo.
De nuevo, paremos. Dejemos por unas horas que morfeo nos atrape. Tendremos
que viajar muy lejos en nuestro sueño para poder encontrar el calor de la
reconfortación espiritual.
Años de jornadas soportando intensamente este ciclo pueden llegar a ser
realmente insoportables si no encontramos vías de escape que nos alejen de todo
lo nefasto que representa la posmodernidad. No obstante, y antes de avanzar,
seamos justos; también tiene algunas cosas buenas.
Ahora intentemos tener un día diferente. Esperemos al domingo y marchémonos
temprano a hacer un poco de deporte, por ejemplo varios kilómetros de carrera.
Volvamos cuando el aliento nos falte más que sobre y probemos la ducha.
Salgamos ahora a la calle y volvamos a comprar un periódico. Esta vez leamos lo
imprescindible, centrándonos más en el suplemento semanal cultural. Con
_

bastante probabilidad podremos encontrar unos contenidos más que aceptables,
así como algún artículo de opinión de Pérez-Reverte; profundidad, ironía y
contundencia intelectual en uno. No vamos mal. Procuremos mantener una buena
conversación en la comida, distendida y relajada. Retomemos los libros. Esta vez
olvidemos a los escritores de moda. Elijamos el fascinante mundo de Tolkien o las
pausadas descripciones de la España vista por Azorín. Todo comienza a cambiar.
Será más fácil ahora soportar un poco de cotidianeidad mundana.
No dejemos pasar mucho tiempo antes de leer a Quevedo, ver Taxi Driver,
acercarnos a la nueva ampliación del Prado y contemplar la obra de Velázquez,
echar unas cervezas después de haber visitado la catedral de Granada y la cripta
de los Reyes Católicos, empaparnos de los cantos de Ezra Pound, de San Manuel
Bueno, mártir de Unamuno, ver los paisajes de Caspar David Friedrich o
Apocalypse Now de Coppola.
Y lo más importante, tratemos de mantener esta dinámica de manera continuada,
haciendo de ella una rutina diferente, que en vez de desgastar aporte energía y
tenacidad a nuestra mente.
Escogiendo, seleccionando lo mucho y muy bueno del pasado y lo poco en
apariencia que también podemos encontrar en el presente. Ello con la única
finalidad de hacer un poco más placentera nuestra existencia. También de
descubrirnos a nosotros mismos todo el caudal de belleza, estética, calidad y
autenticidad que hay en este mundo.
Practiquemos un ejercicio cultural alternativo lo más pleno posible, para aplacar
con optimismo
la desesperación que en nosotros puede llegar a causar el torrente de inmundicia
que arrastra la época que nos ha tocado vivir. Existen a nuestro alcance cientos
de escritores, artistas, cineastas etc. de una virtud inmensa, cuya apreciación y
aprehensión supone poco menos que un ejercicio de disidencia, la forja de un
escudo resistente ante la nueva cultura global. Que nos ayudará a evitar que
nos tiremos de los pelos o reducirá los tacos de nuestro vocabulario. Y valga como
ejemplo la lista anterior; no es necesario entrar en la obsesión por buscar siempre
lo anti, lo más subversivo y situado a kilómetros de la "cultura convencional".
Películas recientes, made in América, como -El señor de la guerra- y, ésta más,
-Los 300-, son de una calidad notable. Y de lo más accesibles.
Con un poco de iniciativa y ganas podemos dejar bien guardada nuestra cabeza,
sin que la lamentable programación de la televisión o el premiado libro de Boris
Izaguirre puedan causarnos un daño de consideración. Las letras y párrafos, los
cuadros y monumentos de inmensa valía están ahí, a mano. En nosotros está la clave.

Militancia




Publicábamos hace un par de meses una pequeña entrada en nuestro blog sobre la militancia. En ella decíamos que la militancia debía ser observada por quien la llevara a cabo como una obligación. Y reafirmamos lo dicho añadiendo algo más; más que obligación, una militancia digna entraña un comportamiento obligado, una pauta continuada de entrega y acción.
Se trata de algo que hoy en día prácticamente sólo puede ser ejercido en posiciones como la nuestra, escasa en recursos económicos pero con un alto contenido en valores como el sacrificio o el sentido de lucha que nos es propio.
Sin embargo, son realmente pocos aquellos que dentro de nuestra corriente pueden declararse como militantes. Los más, acompañan la palabra del adjetivo esporádico. En efecto, es común llevarse a engaño y creer que la asistencia periódica a actos, la pegada semestral de carteles y pegatinas o el simple hecho de declararse identitario o social patriota equivale a militar. Y nada más lejos de la realidad, ese tipo de comportamiento es el patrón que define a la perfección al militante esporádico, no a un militante en sentido estricto. Un error que no por común vamos a dejar de aclarar, pues desde nuestro punto de vista reviste especial gravedad. Tanta, que podríamos afirmar sin miedo a equivocarnos que constituye una de las principales enfermedades que adolece nuestra corriente política.
Para salir de dudas, nada mejor que la rotundidad de las palabras. Militante es quien considera, asume y demuestra con hechos que la acción política continua es una parte más de su vida. Una esfera que requiere atención, cuidado y entrega. Al igual que las relaciones sociales, la militancia ha de ser constante en el tiempo y ser contemplada desde la más estricta normalidad. Si elaborar y colgar en un puente una pancarta es visto como algo extraordinario que al día siguiente comentaremos repetidas veces, nos alejamos de esos dos componentes indispensables; constancia y normalidad. Y sin ambos, es claro que algo no cuadra. Pero volvamos al recurrente ejemplo de las relaciones sociales. Cuando nos reunimos con amigos, además de para satisfacer una necesidad humana básica como es relacionarse, lo hacemos entre otras cosas para equilibrar nuestra vida realizando uno de los objetivos de la misma; poder contar con alguien a nuestro alrededor. La militancia en este sentido debe ser vista como otro aspecto vital, con el que cumpliendo en su justa medida también contribuiremos a ese equilibrio. Y un aspecto dentro del cual hay unos objetivos que ir realizando en el tiempo. La militancia, como decimos, al igual que la amistad no debe ser desatendida, pues la intermitencia en su realización nos alejará paulatinamente de ella en su versión más pura. Ahora bien, hablábamos hace sólo unas pocas líneas de la -justa medida- en la militancia. Insistamos en esto, pues igualmente desacertado es pecar por defecto que hacerlo en exceso; aspiramos a propagar la idea de una vida en la que la militancia política ocupe un lugar primordial, constituyendo uno de sus ejes básicos, pero no una vida militante, en el sentido en el que la acción política se aproxime a lo absoluto, absorbiendo todas nuestras energías. Y es que este tipo de situaciones pueden resultar sumamente peligrosas para el equilibrio psíquico de una persona. Ejemplifiquemos; cuando un sujeto pone todas sus ilusiones en un único proyecto, dedicándole el máximo tiempo posible, dinero y espacio en sus pensamientos corre el riesgo de, con el tiempo, traspasar la línea de la inestabilidad emocional. Y son varios los casos de este tipo que conocemos. Por eso, y porque puede que en la Europa de entreguerras los revolucionarios entregados en cuerpo y alma pudieran acabar convertidos en héroes y triunfadores, pero hoy en día esa entrega no provocaría la caída de ningún gobierno, es mejor actuar con serenidad, mucha serenidad.
Ésta empieza por un análisis reflexivo de la situación con la que actualmente nos encontramos en todos los órdenes de la vida, que ejercido de manera medianamente eficaz puede dejarnos muy claras las cosas. Y puede hacer más cómoda nuestra militancia. Ni derrumbamientos de sistemas políticos, ni mayorías absolutas ni simples, ni grandes alcaldías, ni una representación política espectacular, ni mediana, ni si quiera pequeña, tampoco movilizaciones de millares de personas, ni grandes organizaciones, ni una gran infraestructura. Prácticamente nada de nada. Bien, pues teniendo claro que esto es lo que con toda probabilidad conseguiremos, hemos de adecuar nuestra intención y posterior actuación a ello. Pequeños pasos para pequeños objetivos, evitando a toda costa perder la constancia. Se trata de granitos de arena diarios o semanales en la dirección que hayamos estimado más conveniente.
Un militante en sentido estricto asume ese rumbo, dedicando la parte adecuada de su tiempo para hacer posibles las metas pensadas. Y esta es la clave. Claridad en las ideas y trabajo continuado para su realización. Un trabajo que no obstaculice o medre otros ámbitos vitales, pero que sea el suficiente para cumplir con lo que perseguimos.
Unos objetivos a los que ha de aspirarse única y exclusivamente por convicción. Y aquí si que nos aventuraríamos a hablar de totalidad. La militancia sólo puede estar motivada por un sentimiento natural, por una idea en la que se crea fervientemente, bien por motivos puramente pasionales o porque simplemente hayamos razonado hasta tal extremo que la idea que consideramos más adecuada nos induzca de manera inevitable a un sacrificio militante. En el resto de los casos será difícil poder militar más allá de un periodo relativamente reducido de tiempo, al menos, como venimos insistiendo, en sentido estricto.
A nuestro juicio, y mil perdones por la arrogancia, todo aquél que no cumpla con la interiorización y sentimiento exhaustivo de sus ideas, mejor que deje de engañarse y perder el tiempo. Si no se está dispuesto a trabajar ininterrumpidamente y con ganas, semana tras semana, mes tras mes y año tras año, es mucho más adecuado dejarlo. O asumir que uno está engrosando el tumultuoso grupo de "los medias tintas". Incluso desplazarse hacia otras posiciones ideológicas menos díscolas y más correctas, dónde la abundancia de medios hace innecesaria una militancia como la que aquí describimos. De nuevo, perdón por la soberbia. Pero el abandonar la mentira le hace un favor al falso militante y de paso nos lo hace a los que desde hace años venimos desarrollando una labor continuada, con mayor o menor acierto.
Una labor en la que creemos de corazón, que tratamos de optimizar y rentabilizar al máximo posible, tanto en logística como en las formas, y que sin trágicos problemas podemos compatibilizar con llevar una vida equilibrada; con familia, amigos y un trabajo o estudios.

Otro importante problema que observamos en esto de la militancia es el de la autocomplacencia, muy extendido sobre todo al calor de las nuevas tecnologías. Sabemos que fruto de la competencia infantil entre distintos grupos y organizaciones, es tentador eso de buscar la foto del acto en la que parezca que el número de asistentes se multiplica o publicar en la oportuna web cualquier pequeña acción de propaganda que se realice, aunque sólo se peguen 10 pegatinas. Comportamientos, sin ningún género de duda, que únicamente han de parecernos irrisorios y pueriles. Ni militar es una competición entre "nosotros", ni hemos de hacerlo casi en exclusiva para gustarnos mientras nos vemos aparecer en internet. Lo hemos dicho al inicio de este artículo; militar es únicamente un comportamiento al que nos obligamos de forma voluntaria por la creencia en una idea. Ni más, ni menos. Primero creemos, luego nos obligamos y finalmente militamos. Y es algo que debe hacernos sentir bien, pero no para engrandecer nuestro propio ego. El que así actúe puede seguir los mismos pasos que el incrédulo. Debemos sentirnos bien sólo por la realización de esa labor a la que nos hemos comprometido. Por hacer lo correcto frente al exterior, frente al resto del mundo. Por trabajar en pos de una idea que defendemos como la más adecuada para su aplicación global.
Desde nuestro punto de vista todo lo que podamos decir sobre la militancia se reduce finalmente a ésto. No se trata de una forma de vida, sino de una parte de la vida de aquél que cree y trabaja por esas creencias.

lunes, 13 de octubre de 2008

martes, 7 de octubre de 2008

sábado, 27 de septiembre de 2008

Ellos leen Devotio Ibérica... ¿y tú?




Movimiento Asociacionista III


Esta es la última entrega del movimiento asociacionista. Como ya comentábamos, se trata de una aportación abierta a sugerencias, comentarios y propuestas. Por eso, si tenéis algo que decir no lo dudéis un instante.


-----------------------------¿Por qué trabajar desde asociaciones?----------------------------


Las asociaciones, a la hora de desarrollar una actividad política o relacionada con esta, conllevan una serie de ventajas frente a los partidos políticos u otro tipo de organizaciones como por ejemplo los sindicatos.La puesta en marcha de una asociación, desde el punto de vista jurídico, es mucho más simple que la de un partido. Requiere, a la hora de llevar a cabo una actividad, de un número no muy elevado de militantes, bastando tres personas para su legalización.El hecho de no tener que concurrir a procesos electorales hace que sus objetivos sean mucho más flexibles, siendo inexistente la valoración de la actividad realizada en función de los votos obtenidos.Su composición puede ser reducida, con pocos integrantes se pueden conseguir bastantes éxitos en el área a la que dedique su labor.También destaca como ventaja la posibilidad de recibir subvenciones de diferentes instituciones públicas. Y es que este es un aspecto importantísimo de cara a suplir las habituales dificultades económicas de la mayoría de las organizaciones, y poder desarrollar un trabajo constante.Añadamos a esto que creando asociaciones resulta más fácil llegar a diferentes ámbitos, esto es, podemos diversificar el trabajo.Así se hace posible iniciar una lucha que abarque desde el deporte a la política, pasando por la naturaleza, la cultura o la música.
--------------¿En qué consistirían y cómo funcionarían las asociaciones?---------------------------------
Financiación. Junto al habitual soporte económico basado en las aportaciones y donativos de militantes y simpatizantes, las asociaciones legales permiten como ya hemos señalado, recibir, en determinados casos y cumpliendo ciertos requisitos, subvenciones de instituciones públicas. Unas veces esas subvenciones consisten en aportaciones económicas, otras, como en el caso de las asociaciones universitarias, pueden conllevar la cesión de locales y equipamiento.Por tanto, la estrategia en este sentido debe encaminarse de manera primordial a insistir en la concesión de las citadas subvenciones.Al margen, y en el caso de que lo anterior no fuera posible, otra vía comúnmente utilizada consiste en la realización y venta de material propio, tal como camisetas, sudaderas, banderas, chapas etc. Esta forma de obtener recursos además de sencilla resulta práctica y muy eficaz, si bien los ingresos obtenidos con ella no serán muy elevados a menos que la tirada y venta de material también lo sea.La fijación de una cuota periódica es un medio que conviene establecer por dos razones; primero, porque permite disponer de una cantidad fija de dinero, y segundo porque es una buena forma de contribuir a crear un cierto compromiso entre los asociados.Lo ideal, no obstante, sería una combinación de las tres fuentes, que posibilitaría contar con una economía consolidada.Estructura y organización. Cuanto más simple sea la estructuración y reparto de cargos, tanto mejor.La asignación de los mismos debe hacerse únicamente en base a la capacidad que cada miembro tenga para llevar a cabo un concreta tarea, evitando que en una misma persona recaigan varias ocupaciones.Para el caso, con existir un presidente que dirija, lleve la iniciativa y coordine la actividad, un tesorero que se ocupe de los asuntos económicos y un encargado de material y propaganda, será suficiente, ya que en la mayoría de los casos es probable que las asociaciones no cuenten con más de diez o quince miembros.
--------------¿Qué posibilidades tiene este tipo de actuación política en España?-------------------------
Decir que si hoy mismo empezamos a trabajar en la creación de una estructura asociativa, mañana disfrutaremos de un movimiento político amplio y consolodidado, puede equivaler a eso del -España va bien- del simpático José María Aznar.Por eso conviene no engañarse. Ni España iba bien en aquel momento ni nosotros conseguiremos resultados apreciables a corto plazo.Empezar desde cero siempre resulta difícil, y más si tenemos en cuenta el actual estado de las cosas. La precaución debe guiar todos los pasos que sa vayan dando, en el caso de que nos decidamos a andar.Al hecho de que a día de hoy apenas existen un par de asociaciones más o menos consolidadas en la línea que nos interesa debemos añadir que la materia prima con que contamos no es excesivamente buena. El movimiento asociativo está basado más en lo cualitativo que en lo cuantitativo. Y lo malo es que en España carecemos de ambos elementos.Sin embargo no importa. En un pueblo de Guadalajara hay un hombre que construye el solo y con sus propias manos toda una catedral, y la verdad sea dicha no le va mal del todo. Si nos comparamos con este afanoso católico septogenario, nuestra tarea es bastante más simple.Todo se reduce a la voluntad, a las ganas de hacer un trabajo serio con que contemos.Lo primero es hablar, debatir y pensar muy bien cómo hacer las cosas. Un planteamiento teórico previo es fundamental para el posterior desarrollo de la actividad. Dejar clara la línea política, las formas con las que se va a actuar y los objetivos reales a que se puede aspirar.Hecho esto, podemos decir que actualmente existen cinco o seis núcleos de militantes, con un cierto recorrido y experiencia política, que pueden ser los que den los pasos iniciales para la creación de asociaciones.Si esos núcleos deciden ponerse en marcha iniciando desde la coordinación y el contacto continuo actividades con un cierto nivel de planificación, es posible que quede sembrado el germen para la edificación de un movimiento asociacionista.El grado de crecimiento del mismo dependerá de la calidad del trabajo realizado. Desde aquí creemos que para dar frutos, ese trabajo debe ir encaminado, de manera importante, a la formación de los militantes en una línea política seria, afianzada y actual. Con asociaciones en las que los militantes cuenten con una mentalidad consolidada y realista, pueden hacerse campañas políticas y actos de calidad, alejados de las chapuzas a las que por desgracia estamos acostumbrados. Y esa debe ser la máxima aspiración. Porque entonces, situados en ese nivel y trabajando de forma diaria, puede que no gocemos de una red de casas ocupadas, pero si será posible contar con 70 militantes coordinados y realizar uno o dos actos cada mes.Ahora nos toca la primera fase; hablar, reflexionar y hacer propuestas. Y para ello una mesa redonda podría ser un buen paso. Si interesa, que comience el debate.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Devotio Ibérica Nº 5


Ya está disponible el quinto número del fanzine Devotio Ibérica. El contenido es:


-Editorial
-Antagonismo Realista II: La espiritualidad
-Nacionalismo europeo: Ellos y nosotros
-Recuperemos la política social
-Cultura: Alexander Solzhenitsyn
-Opinión: El ocaso europeo
-Entrevista al Círculo de Estudios la Emboscadura
-¿Conoces Kosovo?
-Actividades

Su precio es de 1 € por unidad más gastos de envío. Podéis solicitar las copias a respuesta_joven@hotmail.com

martes, 23 de septiembre de 2008

Movimiento Asociacionista II


Continuamos con la II parte del movimiento asociacionista.


---------¿En qué consistirían y cómo funcionarían las asociaciones?---------


El modo de funcionamiento de las asociaciones resulta idóneo para un movimiento político como el nuestro, en el que los núcleos militantes suelen ser concentrados, no muy numerosos y con una alta vinculación entre sí. La idea es que diferentes grupos de militantes creen asociaciones de manera legal, orientadas hacia un ámbito concreto para que desarrollen su actividad dentro del mismo.La manera de llevar a cabo el trabajo es simple, y no requiere más que de la implicación y voluntad de los miembros. Basta con que para cada cierto tiempo queden fijados unos objetivos asequibles, que con el tiempo hagan posible una dinámica eficaz de trabajo. Conseguidos esos primeros objetivos, las aspiraciones deben ir aumentando conforme a las posibilidades de la asociación.Con ello se aspira a una doble finalidad; por una parte crear un movimiento compuesto por diversidad de organizaciones que crezcan en la medida de lo posible dentro de sus limitaciones, dotándose con el tiempo de mejores medios, y por otra, que fruto del trabajo constante esos núcleos estén formados por militantes con un alto nivel de compromiso y una buena formación política.Si, pongamos por ejemplo, un grupo de 7 militantes universitarios crea una asociación de estudiantes, celebrando reuniones semanales para la preparación de campañas en las facultades, creando propaganda propia y repartiendo entre ellos la de otras organizaciones, adquiriendo publicaciones etc. Salen una vez al mes a realizar tareas propagandísticas además de organizar pequeños actos cada dos meses, el resultado, además de una notable presencia en el mundo universitario será una fuerte conciencia militante fruto del esfuerzo continuo y la implicación de todo el grupo.Con el tiempo, esa asociación al igual que cualquier otra, es probable que aumente su número de miembros y la importancia de sus actividades, abriendo para el nacionalismo identitario y social una vía de la que a día de hoy no dispone. Y aunque no sea así, lo peor que puede suceder es que su nombre, línea política y objetivos sean conocidos por cientos de estudiantes.Si en vez de una asociación universitaria ponemos el ejemplo de una deportiva, sucederá lo mismo. Puede que las canchas deportivas no se llenen de cientos de jóvenes identitarios, pero si se puede conseguir que varios grupos de jóvenes apuesten por la práctica continua del deporte.La filosofía de las asociaciones es esa. Frente a los grandes logros a que aspiran los partidos políticos, que en nuestro caso no se cumplen nunca, una asociación mide sus éxitos en un marco concreto y cerrado, pero que muchas veces resulta más práctico y efectivo.Y es que esa diversidad de ámbitos a la que antes aludíamos; política, deporte, naturaleza, música... es uno de los mayores activos en cuanto a funcionamiento que nos puede proporcionar el hecho de trabajar como asociaciones coordinadas.Mientras un grupo centra todos sus esfuerzos en un boletín de formación política, pudiendo dedicarle por ello un mayor tiempo, esfuerzo e inversión económica, otro grupo se ocupa de preparar salidas al campo, práctica de deportes en contacto con la naturaleza o jornadas de convicencia.De este modo, además de que todos podrán disfrutar del boletín o las actividades al aire libre, la forma separada y exclusiva en que se han preparado ambas cosas asegura un mínimo de eficacia y buen funcionamiento.Trabajo autónomo y coordinado. Cada asociación responde a unos fines y objetivos distintos, por lo que la manera de llevarlos a cabo variará también de unas a otras. Asimismo, la forma de hacer las cosas y la línea en que cada uno se desenvuelve es también asunto propio y forma parte de la autonomía de las asociaciones.Cuando se habla o baraja la hipótesis de una coordinadora de asociaciones, no se quiere decir con ello que todas deban responder a un mismo patrón ideológico o tener las mismas formas.Lejos de eso, una coordinadora de asociaciones pasa por ser únicamente el encuentro de todas ellas, en base a unos pocos puntos en común, para la realización de actividades y eventos de manera conjunta, la elaboración de publicaciones o la defensa legal cuando esta haya de tener lugar.No es ni más ni menos que la materialización de un movimiento político en cuyo interior encontramos diferentes organizaciones, publicaciones, varias líneas ideológicas etc. Y que funciona con regularidad, agrupando a un sector de la juventud que no sólo se limita a hacer oir su voz, sino que pone en práctica sus planteamientos.Para la coordinación entre asociaciones sobra con establecer una línea de actuación general y unos pocos puntos ideológicos, de estilo y funcionamiento que sean asumidos por todas las organizaciones participantes.

Movimiento Asociacionista


Este dossier sobre el asociacionismo político, apareció publicado en el número 2 del fanzine Devotio Ibérica así como en el blog El Pensamiento Denegado. Volvemos a reproducirlo aquí por ser una de las aportaciones más interesantes lanzadas desde las páginas de D.I. Y que, creemos, servirá para avanzar en la organización de un movimiento alternativo fuerte.


Movimiento Asociacionista. Devotio Ibérica Nº2

-Hemos querido en este número, dedicado de manera especial a ello, centrar la atención de todos vosotros en una forma de acción y participación política un tanto desconocida y desatendida en nuestro país.
Nuestra intención es dar a conocer y tratar en profundidad las posibilidades que encierra el movimiento asociacionista.
Creemos que el trabajo en forma de asociaciones, ya sean culturales, políticas o deportivas, pasa por ser una de las pocas vías que puede traer la regeneración, con vistas a un verdadero crecimiento, de nuestra área política. Y ello porque cuando hacemos las cosas de una manera determinada manera y no conseguimos resultado alguno, el sentido común nos obliga a dar paso a nuevos planteamientos.
Por eso nada mejor que analizar desde estas páginas una forma de militancia que en otras latitudes está consiguiendo ser altamente eficaz.
Con esta finalidad hacemos a continuación una exposición de los distintos aspectos que consideramos fundamentales para plantear un debate en torno al asociacionismo político y su posible funcionamiento en nuestro país.

----------------¿Por qué un nuevo modo de hacer política?------------------

El sector político al que a grandes rasgos pertenecemos se halla en una grave crisis desde hace años, traducida en la más absoluta falta de crecimiento.
Lo peor es que ese estancamiento, teniendo en cuenta la actividad de las principales organizaciones, no tiene visos de acabar a corto plazo.
Carecemos de partidos políticos no ya con representación institucional, sino con presencia social e implantación territorial. Su base militante es altamente volátil e inestable, siendo la mejor muestra de ello el hecho de que constantemente se crean delegaciones que desaparecen o dejan de desarrollar su actividad de la noche a la mañana.
La capacidad de novilización que poseen es muy reducida, así como sus medios económicos y comunicativos. Próximas las elecciones municipales, verdadera prueba de fuego para comprobar su capacidad de crecimiento, no existe partido alguno con perspectivas de obtener una representación aceptable.
A lo que podríamos añadir un largo etcétera. Sin embargo, no pretendemos incurrir en una mera crítica gratuita. Por encima de ello, el principal problema a nuestro juicio consiste en la falta de ideas claras.
Nadie posee una línea política claramente determinada, precedida de un análisis de las posibilidades reales con que se cuenta para crecer, desde la que se trabaje concienzudamente y sin salirse de los planteamientos que ella implique.
Esto supone, ni más ni menos, el hecho de que la vía electoral de los partidos políticos esté esterilizada a día de hoy. Y sin votos no hay nada que hacer. Por eso creemos que es necesario un nuevo modo de hacer las cosas, trabajar de forma diferente para crecer también de forma diferente, pero crecer al fín y al cabo.

------------¿Por qué trabajar desde asociaciones?---------------

Las asociaciones, a la hora de desarrollar una actividad política o relacionada con ésta, conllevan una serie de ventajas frente a los partidos políticos u otro tipo de organizaciones como por ejemplo los sindicatos.
La puesta en marcha de una asociación, desde el punto de vista jurídico, es más simple que la de un partido. Requiere, a la hora de llevar a cabo una actividad, de un número no muy elevado de militantes, bastando tres personas para su legalización.
El hecho de no tener que concurrir a procesos electorales hace que sus objetivos sean mucho más flexibles, siendo inexistente la valoración en función de los vosotos obtenidos.
Su composición puede ser reducida; con pocos integrantes se pueden conseguir bastantes éxitos en el área a la que dedique su labor.
También destaca como ventaja la posibilidad de recibir subvenciones de diferentes instituciones públicas. Y es que este es un aspecto importantísimo de cara a superar las habituales dificultades económicas de la mayoría de las organizaciones y poder desarrollar un trabajo constante. Añadamos a esto que creando asociaciones resulta más fácil llegar a diferentes ámbitos, pudiendo diversificar en alto grado el trabajo. Así se hace posible iniciar una lucha que abarque desde el deporte a la música, pasando por la naturaleza, la cultura o la música.

Bienvenida

Os traemos aquí el nuevo blog de la asociación Respuesta Joven. Este espacio, DevotioZine, estará dedicado en su integridad a tratar el fanzine Devotio Ibérica, publicando aquí los contenidos de los números que ya hayan visto la luz.
Iremos haciendo actualizaciones periódicas, en las que incluiremos aquellos artículos más relevantes, así como en general todo lo relacionado con nuestro fanzine.

Esperamos que lo disfrutéis.